miércoles, 13 de febrero de 2008

El Gesto, Numero 6

"La gracia del gesto es la gracia de la poesia"

Jesús, el artista del fútbol
(Lo que la biblia no dijo sobre la vida de Jesús)


Pero viste que Jesús es medio minita.
Primero que es muy marica y segundo
no sé San Agustín decía
que era más una madre que un padre. Quizá era andróginono no,
mejor hermafrodita,
quizá lo operaron en su bunker, el gran José con su cuchillo de madera.

Pero la operación no fue suficiente porque no se es mujer
solo de la apariencia. No te pueden operar del alma.
José preocupado,
a sus 8 lo mandó a la escuelita de fútbol.
Jesús juntaba pastito mientras los demás le daban a la redonda.

Intentando incrementar su pasión futbolística,
el almacenero, quien era su verdadero padre
(José claramente no se la curtió a la virgen maría),
lo llevaba a la cancha a ver al Nottingham Forest.
Jesús alentaba como ninguno.
Así descubrió que lo suyo era cantar, cantar y bailar.
Muy abrupto fue el cambio para el hijo del señor (almacenero).
A pocos meses nomás había firmado ya para Temperley:
es que el número 6 salta mucho a cabecear (la vida es un musical).
El problema que tenía
era que era muy flaquito y no pegaba mucho
(tan buenito y tan marica);
los delanteros lo pasaban por encima, pero se hizo querer:
era quien arreglaba los premios del plantel (lo gremial le iba bien).

Sin pena ni gloria, mantuvo su puesto de Stopper por dos años,
hasta que saltó el doping.
Las autoridades no revelaron la sustancia (la droga de Jesús es tan secreta como el nombre de Dios).
En la conferencia de prensa (muy poco concurrida)
solo lloró lagrimas de sangre dopadas.
El presidente lo mandó a la liga municipal y
Jesús frustrado dejó el fútbol; ya no era un musical.
Hasta dejó de ir a la cancha.

Lo que viene es lo que corresponde.

V – Los tropiezos de la maleta (no hay risas)

• Colgaban la risa de las elecciones de los subjuntivos.
• No funciona siempre el par-impar.
• Más grande es la compasión que solamente tendrá el diablo. Ya las pasiones no lo permiten.
• Lisérgicas mañas en lacrimógeno individuo anulan el heterónimo y, doblando la apuesta, olvidan su onírico sólido.
• La amnistía de las nínfulas.
• El desdoblamiento no te cantó más.
• Los signos se introducen naturalmente.
• El agua se transforma en cuadros, así es la primavera.

MUJERRES

La loca me bailaba desde el caño de la tele
Una luz roja enrojecía sus labios y sus pezones
Y el güisqui entorpecía sus pasos
Sensual la gordita, gauchita
Un mozo peineta toma merk –
                     Delivey interno de sustancias-
Iba y venía traspapelando la noche
El único cambio en mi, el único gesto del tiempo
Fueron las ojeras, que marrones pasaron a grises
De pesar pasaron a doler
              Uno cree que esas cosas no lo van a dejar nunca
(Atrapado en su infierno)
                     Trata la tarta en no despoblarse de fungis
                     Para mañana poder alucinar bajo otro cielo
                     Gris de llluvia
                     Siempre un amigo tiene que ser guitarrista
                     Te tiro una verdad para no decirle un tomate
                     Si quiero puedo seguir sin parar hasta ma
Ñaña
Y es verdad cuando te digo
Que mi mejor cuento sos vos

(Analizando el poema pienso, la veo a ella en su casa cuchando un tema del pity bailandome arrodillada en la silla, y yo mirando desde abajo, sentado resbalando en el respaldo de la silla. Una delicia ella, Que mujer! Solo faltaba el caño porque el caño lo tenía la puta barata borracha en su bochinche. La Gauchita. El mozo: lo primero que hace un drogón es ver quien maneja las drogas. Y el tiempo en ojeras.
)

Me juí.

Hijo de china

Seis sillas de asiento de madera,
una mesa
y un estante de pino queriendo imitar caoba,
eran los muebles.
La vista de aquel cuarto
medio desnudo
le hubiese derramado en las venas
todo el extinguido torrente de sangre
de sus nueve años.
Una mirada de soslayo,
traidora y falsa
como un puñal.
Modorra, y sangre casi negra.

La negra espiral de humo,
llevada por la brisa,
se desplegaba en el cielo
como un inmenso crespón:
un bulto, como la sombra de
un hombre que se venga
y huye.