Que la verdad no se interponga nunca
entre nosotros tres.
¡Dejemos de escribir! –no solo yo estoy escribiendo-
¡Comencemos a vivir! –solo yo estoy viviendo–
Y, a partir de aquí, comienza el poema:
¿Qué cosas, de todas
éstas
no han sido sólo
mis ojos?
Con nombres recubro el barro
para que la dama pase.
Las columnas son altas
y hablan.
Solo olvidando podremos traspasar
el muro
del presente.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario